Carteles de cine cubano, ¿y qué?

No desista tan pronto…

En 2023, la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) añadió finalmente los carteles de cine al «Patrimonio Documental Mundial», y no cualquier cartel, sino los carteles de cine cubano impresos con la técnica de serigrafía.

Según el argumento para el registro, esta ingente cantidad de obra gráfica serigrafiada forma parte inalienable de la «memoria colectiva del mundo». Razón suficiente entonces, para dedicar una exposición especial al cartelismo cinematográfico cubano.

Los carteles de cine cubano como «memoria colectiva del mundo»
Anne Lemaistre, jefa de la Oficina Regional de Cultura de la UNESCO para América Latina y el Caribe, considera que el premio es «esperado y merecido». Reconoce la «gran originalidad creativa, la belleza gráfica y la eficacia comunicativa de estos carteles. Creo que estos carteles dan una gran visibilidad a Cuba».

La Revolución Cubana de 1959 no sólo cambió la política, la sociedad y la economía, sino también la esfera cultural al facilitar un mejor acceso a la cultura. Al hacerlo, apostó por las artes y por el cine en particular. La cultura cinematográfica experimentó un auge sin precedentes y se posicionó con el lema ¡Por un cine imperfecto! directamente en contra de la cultura impecable de Hollywood.

Poco después de la fundación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) en 1959 – es decir, con el triunfo de la revolución – se decidió honrar también a las películas presentadas en Cuba (tanto nacionales como extranjeras) con un cartel. Hoy, la Cinemateca de Cuba posee una colección de casi 3.000 carteles. Reproducciones de esta colección adornan desde hace años las paredes y techos del vestíbulo del ICAIC en La Habana.

Los cartelistas cubanos logran un gran impacto visual creando impresionantes diseños serigráficos con pocos recursos y pocos colores, que captan la «esencia» de las películas. El ICAIC valoraba mucho la alegría de experimentar y este ethos caracterizaba el cartel.

En casi todo el mundo, los actores se sitúan en el centro del cartel: La estrella de cine y el caballo, si se trata de un western, o la estrella y un arma. También puede ser una foto o un cuadro que se parezca a los protagonistas.

«Pero los cubanos no hacían absolutamente nada de eso. Para ellos, el tema de la película era crucial y, más aún, la educación visual del público. En otras palabras, el cine salió a la calle y llevó al público a las salas a partir de las acciones de estos diseñadores con sus carteles. …Me conmovió profundamente ver la gran cantidad de carteles cubanos sobre películas de mi país que rompían los estereotipos. Pregunté a amigos y cineastas cubanos cómo era posible que esto funcionara a pesar del embargo, y siempre me contestaban: «Todo es posible en la revolución» (Carol Wells, directora ejecutiva del Centro para el Estudio de la Gráfica Política de Pasadena, California).

La gráfica en Cuba
Fundado en julio de 1962, el Taller Experimental de Gráfica de La Habana es una de esas instituciones que se crearon como parte de una estrategia gubernamental más amplia poco después de la Revolución Cubana con el objetivo de democratizar el arte cubano. Conocido popularmente como el Taller de la Plaza, el taller de grabado se fundó con el objetivo de desarrollar un enfoque artístico de las técnicas de impresión ya ampliamente utilizadas en Cuba.

En los años que siguieron al triunfo de la revolución, el grabado, que se introdujo en el sistema de enseñanza artística en 1959, se convirtió también en una especialidad independiente para los artistas de la Escuela Nacional de Arte, que se fundó el mismo año que el Taller Experimental de Gráfica. Los egresados de la Escuela Nacional de Arte comenzaron rápidamente a utilizar esta plataforma abierta como espacio de creación, aprendizaje y enseñanza de técnicas de grabado. Con el aumento del número de miembros y el traslado a un local más amplio en la década de 1990, el Taller se convirtió en un centro para todo lo relacionado con el grabado, desde la formación hasta la creación y la comercialización.

Disminución de la producción debido al embargo estadounidense
Tras la revolución, el cartelismo cubano floreció hasta mediados de los años setenta. Los centros artísticos fueron la editorial del Partido Comunista de Cuba (EP), el ICAIC y la Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina (OSPAAL), que distribuía sus carteles como suplementos de la revista política Tricontinental. Sólo Eduardo Muñoz Bachs diseñó 2.000 carteles para el ICAIC, pero un importante pintor como Raúl Martínez González también creó carteles de cine.

Protagonistas de la OSPAAL fueron sobre todo Alfredo Rostgaard y Olivio Martínez Viera. Estilísticamente, los cartelistas se inspiraron en casi todo lo que existía en el mundo: desde el arte agitprop soviético pasando por elementos africanos, por el modernismo y el Art Nouveau, hasta el Pop y el arte minimalista. El hecho de que el arte del cartel haya recibido menos atención desde la década de 1980 y la producción haya descendido drásticamente no por último es también consecuencia del embargo estadounidense.

Cuba en el Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO
El Patrimonio Documental Mundial de la UNESCO se enriquece ya con otras colecciones cubanas, como los escritos del Fondo José Martí, los negativos del Noticiero del ICAIC, la colección Vida y obra de Ernesto Che Guevara -desde los manuscritos originales de su juventud hasta el Diario de Bolivia- y los expedientes históricos administrativos del Ayuntamiento de La Habana en el periodo colonial (1550-1898).

(1) en referencia a su ubicación en la Plaza de la Catedral, una de las más importantes de La Habana Vieja)